La adopción de embriones es una de las últimas modalidades de reproducción asistida, que se detalla exhaustivamente en el libro de mismo título escrito por Javier Nadal, director de la Unidad de Reproducción Asistida del centro que inauguró la posibilidad de que los embriones congelados que sobraban de tratamientos de fertilidad dieran la felicidad a familias o a mujeres solas que querían tener hijos de otra manera.
Aunque la fórmula más habitual es la fecundación in vitro, a partir de los 40 años aumenta el riesgo de y se plantea la opción de ser madre a partir de los embriones sobrantes de otra pareja. Aunque aún son pocos los embriones que se destinan a este fin, son suficientes para responder a una demanda aún pequeña.
¿Es posible determinar con acierto el día en que la probabilidad del embarazo es mayor? Es sabido que los días situados en la llamada ventana de fertilidad, aquellos días más próximos a la ovulación, las posibilidades de concepción se multiplican.
Hasta ahora, los estudios en ese sentido analizaban la temperatura basal o los cambios hormonales pero establecían las posibilidades de ovulación más que las de concepción propiamente dicha. Según la investigación, liderada por Julien Stirnemann, obstetra del Hôpital Necker – Enfants Malades (París, Francia), ese día es (redoble de tambores) el número 12 tras la última regla. Este es el resultado medio, ya que las mujeres mayores de 35 años tienden a concebir algo antes y las menores de 25, algo después.
El estudio ha sido publicado en la última edición de ‘Human Reproduction’. Lógicamente, quedan fuera del mismo las féminas que se han sometido a tratamientos de reproducción asistida, como la fecundación in vitro (FIV) o la inseminación artificial, en la que sí se puede establecer la fecha exacta de la concepción.
Desde la primera Ley de Reproducción Asistida que se publicó en España, en 1988, los ‘vientres de alquiler’ están prohibidos.
El llamado turismo reproductivo ha situado como destinos frecuentes a países como Estados Unidos, India o Ucrania. Hay países en los que la opción es viable, aunque con muchas restricciones, como es el caso de Reino Unido y Holanda.
Así, la gestación subrogada es posible para las mujeres sin útero, por enfermedades congénitas, como el síndrome de Rokytansky; afectadas por formas graves y no controladas de diabetes infarto-juvenil u otras patologías que desaconsejen la gestación y aquellas mujeres que, tras intentar y fracasar con las técnicas de reproducción asistida autorizadas actualmente (desde la inseminación artificial a la fecundación in vitro con donación de ovocitos) no tengan otra forma de ser madres.
El debate también está abierto en España y hay quien propone que, al menos en un primer momento, las madres que cedan su útero tendrían que ser familiares de las afectadas por infertilidad.
Hasta ahora, la sanidad pública de Gran Bretaña limitaba a los 39 años el rango de edad de las mujeres para someterse a una fecundación in vitro.La ampliación ahora alcanza hasta los 42 años.
La principal novedad, que sin duda hará felices a muchas mujeres y parejas
Las nuevas guías de práctica clínica sostienen que “a las mujeres de entre 40 y 42 años que no hayan sido capaces de concebir tras dos años de relaciones sexuales periódicas sin protección o 12 ciclos de inseminación artificial, se les ofrecerá ahora un ciclo completo de fecundación in vitro (FIV), con o sin inyección espermática intracitoplasmática [ICSI, un sistema de mejora de la FIV tradicional para parejas con problemas seminales]».
En España, la Comisión Nacional de Reproducción Asistida recomienda no sobrepasar los 40 años aunque no se trata de un límite legal, sino del fruto de un consenso entre científicos y profesionales.
Aproximadamente una de cada cien mujeres embarazadas desarrolla una gestación ectópica. El embrión se ‘pierde’ en su camino hacia el útero y se desarrolla fuera del mismo, normalmente en los conductos que conducen hasta este órgano (aunque también puede ‘depositarse’ en otras zonas).
Se trata de embarazos que nunca son viables y que, según se ha descubierto recientemente, si ocurren en una primera gestación están asociados a una menor tasa de natalidad. Sin embargo, el último estudio publicado sobre este tema en ‘Human Reproduction’ compara por primera vez la fertilidad de las mujeres con embarazos ectópicos que se someten a las tres técnicas disponibles. La conclusión: su elección no influye en la futura fertilidad.
En el ámbito práctico, la principal consecuencia de este estudio es que algunas mujeres reacias a someterse a la opción más radical –la extirpación de la trompa de Falopio donde se empieza a desarrollar el feto- por miedo a no poder tener hijos, podrán hacerlo con tranquilidad: sus opciones futuras de ser madres serán iguales que si se someten a una cirugía conservadora (salpingostomía, en la que se retira el feto sin extirpar la trompa) o si simplemente siguen un tratamiento farmacológico abortivo con inyecciones de metotrexato.
El estudio consistió en el análisis de la fertilidad de 406 mujeres que habían sufrido un embarazo ectópico y que se dividieron en dos grupos. El primero eran féminas con embarazos menos activos, es decir, con menor riesgo de ruptura de las trompas de Falopio. El segundo lo componían aquellas mujeres que tenían el peor tipo de embarazo ectópico, el que suele hacer descartable la opción farmacológica.
Robert Edwards logró el primer nacimiento de un bebé gestado por reproducción asistida en 1978; algo muy complejo en aquel momento. Sus trabajos innovadores le hicieron acreedor del Premio Nobel de medicina.
Según una información urgente facilitada por la BBC, Robert Edwards ha fallecido esta mañana en su domicilio de Londres, a la edad de 87 años.
Cabe recordar que Edwards fue quien convenció al ginecólogo Patrick Steptoe -que revolucionó la cirugía con la laparoscopia- para que colaborara con él en los trabajos que permitieron el nacimiento en 1978 de la niña Louis Brown; uv biólogo que convenció a un médico de que el reto era posible.
Aquel nacimiento de la pequeña Brown ofreció a las parejas con problemas de fertilidad una alternativa a la adopción y abrió las puertas al desarrollo de terapias curativas para enfermedades hereditarias. Hoy podemos decir que más de 5 millones de niños del mundo son hijos de su empeño.