Recientemente se está hablando mucho sobre un posible aumento de la infertilidad masculina.
Es cierto que hoy en día sabemos que hay muchos factores que pueden afectar a la fertilidad del hombre, desde los propios hábitos alimentarios o la falta de ejercicio, pasando por el estrés o la propia exposición a contaminantes atmosféricos.
En este caso, es importante destacar también que, en el caso de Reproducción Bilbao, cada vez insistimos más a las parejas en la conveniencia de que sean tanto la mujer como el hombre los que se sometan al estudio que nos permite conocer el estado de su fertilidad.
¿Hablamos entonces realmente de ese aumento de los casos de infertilidad masculina? La realidad es que las estadísticas que vemos a diario nos muestran que la infertilidad afecta en la actualidad tanto a hombres como a mujeres en el mismo porcentaje, pero sin olvidar que cada vez es más común que el hombre se someta a estas pruebas y se deje de lado el hecho que siempre asociaba los problemas de fertilidad a las mujeres.
Dentro de la fertilidad masculina, al margen de las causas que hemos nombrado, también encontramos otros muchos factores o patologías que pueden derivar en ello.
Hoy nos vamos a detener en una causa relativamente común entre los hombres: el varicocele.
¿Qué es el varicocele y cuáles son sus principales síntomas?
El varicocele es una patología que se caracteriza por la dilatación de las venas del cordón espermático que conecta con los testículos.
El origen de esta dilatación lo encontramos en una acumulación anormal de sangre, que deriva en esta inflamación. En la mayoría de los casos, esta afectación tiene lugar en el testículo izquierdo, siendo un porcentaje pequeño cuando sucede en ambos y caso residual que se produzca sólo en el testículo derecho.
En cuanto a sus principales síntomas, cabe decir que el varicocele es en muchas ocasiones asintomático, por lo que es muy posible que no se sea consciente de la afección.
En los casos en los que sí muestra alguna sintomatología, el principal síntoma es el dolor o incomodidad en la zona afectada. El varicocele, en los casos más severos, puede llegar a afectar las funciones propias de los testículos e incluso causar atrofia y disminución de su tamaño.
¿Qué pruebas se realizan para diagnosticar el varicocele?
En la mayoría de los casos, este aumento de presión en el flujo sanguíneo que da lugar al varicocele está relacionado simplemente con nuestra propia anatomía y la tendencia que la mayoría de las personas tenemos a vascular nuestro cuerpo más hacia el lado izquierdo. Esto hace que aumente de forma significativa la presión de la sangre y los vasos sanguíneos se dilaten poco a poco almacenando cada vez más sangre.
El diagnóstico de varicocele suele realizarse simplemente mediante un reconocimiento físico del contenido escrotal e inguinal por parte del urólogo.
En los casos en los que esto no sea suficiente o genere dudas al especialista, se recurre a la ecografía para detectar la posible dilatación de los vasos.
¿Cómo afecta el varicocele a la fertilidad de los hombres?
El varicocele se estima que afecta, aproximadamente, a un 15% de los hombres, en especial en su etapa adolescente.
Sin embargo, de los casos conocidos, se calcula que cerca del 35% de las causas de infertilidad masculina se pueden relacionar con los problemas derivados del varicocele.
Debemos tener en cuenta que uno de los impactos del varicocele y que afecta a la fertilidad, es la elevación de la temperatura del escroto por esa mayor acumulación de sangre en la zona, lo que afecta a la producción y maduración de espermatozoides, afectando a su calidad, morfología y movilidad, incluso la fragmentación de su ADN.
En este caso, la principal prueba que se realiza cuando hay una sospecha de que el varicocele puede estar afectando a la fertilidad masculina es el seminograma, lo que nos permite evaluar la calidad seminal y diagnosticar posibles alteraciones de los espermatozoides para determinar el tratamiento más adecuado.
¿Cómo se trata el varicocele?
El varicocele es una enfermedad benigna en la mayoría de los casos. De hecho, en los casos de personas más jóvenes, cuando son molestias leves y no se ve comprometida la fertilidad, no requiere tratamiento más allá de algunos cambios en nuestros hábitos o ciertos analgésicos para aliviar el dolor.
Sin embargo, en los casos en los que vemos que sí que afectan directamente a la fertilidad del hombre la principal solución suele pasar por una pequeña cirugía que ayude, en primer lugar, a eliminar el dolor y, en segundo lugar, que permita recuperar la función propia de los testículos y la producción de espermatozoides.
Tratamientos de reproducción asistida con semen de donante
En los casos en los que, incluso después de la operación, no sea posible recuperar la producción de espermatozoides con la calidad suficiente, las parejas pueden recurrir a los tratamientos de Fecundación in Vitro (FIV) en los que usamos el semen de un donante anónimo para la fecundación en nuestro laboratorio de los óvulos de la mujer.
Así, obtenemos los embriones que, después de analizar genéticamente y descartar aquellos que no sean viables, podremos transferir a la mujer para lograr su embarazo.
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