Por el Comité Editorial de Reproducción Bilbao
¿Es cierto todo lo que me dicen en un centro de reproducción asistida? ¿Son todos los centros iguales? ¿Hay forma de distinguirlos?… Cuando una mujer o una pareja desea un embarazo y no lo consigue le asaltan las dudas sobre lo que debe hacer o a dónde debe acudir. Por lo general, consultará con su ginecólogo habitual, con alguna amiga que haya sido tratada previamente o acudirá directamente a un centro de reproducción asistida, confiada en las bondades que pregona una hábil campaña publicitaria. Y aquí volvemos a la pregunta inicial: ¿Es cierto todo lo que me dicen en un centro de reproducción asistida?
La respuesta a esta duda compete tanto al conjunto de profesionales de la reproducción asistida como a los poderes públicos, que deben poner al servicio de los pacientes y de la sociedad en general unos instrumentos que permitan trasladar una información veraz y contrastable. La transparencia, el respeto a la legislación y la homologación con los países de nuestro entorno obligan a que los centros de reproducción asistida, tanto públicos como privados, comuniquen verazmente los resultados de su actividad.
El Registro de Actividad de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) es la culminación de la obligación moral de los profesionales en aras a la transparencia de su quehacer diario. Gracias a este registro, disponemos de un instrumento que permite a las autoridades, nacionales e internacionales, conocer la actividad ajustada a los principios legales de los centros de reproducción asistida. Pero no sólo eso, ya que es un instrumento extremadamente útil para las mujeres y para las parejas que desean un embarazo, porque pueden conocer, de forma transparente y fiable, los resultados reales de la reproducción asistida. O dicho de otro modo: la probabilidad de conseguir un embarazo en los centros a los que acuda.
El pasado 17 de octubre se celebró en Madrid la V Reunión del Comité de Registros de la Sociedad Española de Fertilidad, que puso de manifiesto la importancia de esta actividad. El equipo del doctor José Antonio Castilla, responsable de este comité, ha conseguido la participación de 147 centros de reproducción asistida en el último registro de 2011 y es de esperar que se amplíe esta nómina de centros en los años venideros. Sin duda, la transparencia permite compartir e igualar el nivel de información del profesional y del paciente y es la única forma de que la sociedad en general, y las autoridades sanitarias en particular, confíen de verdad en la reproducción asistida.
Por el Comité Editorial de Reproducción Bilbao
Mañana sábado, 19 de octubre se celebra el Día Mundial del Cáncer de mama. Hablamos del tumor maligno más frecuente entre mujeres en el mundo occidental (en Euskadi se detectan alrededor de 1300 casos nuevos cada año).
Tradicionalmente, el cáncer de mama se asociaba con altas tasa de mortalidad. Afortunadamente la detección precoz de la enfermedad basada fundamentalmente en la extensión de campañas de chequeo o screening ha permitido, por una parte, tratamientos quirúrgicos menos agresivos y, por otra, tasas de curación que se aproximan al 90% de los casos. Las campañas de detección precoz mediante la utilización de mamografías en mujeres asintomáticas se iniciaron hace más de 50 años en algunas partes del mundo y hace 18 en Euskadi. Independientemente de la discusión sobre a qué segmento de la población debe dirigirse tal campaña y a qué edad se debe comenzar, no hay actualmente discusión sobre su efectividad en la mejora de la supervivencia.
La adopción de embriones es una de las últimas modalidades de reproducción asistida, que se detalla exhaustivamente en el libro de mismo título escrito por Javier Nadal, director de la Unidad de Reproducción Asistida del centro que inauguró la posibilidad de que los embriones congelados que sobraban de tratamientos de fertilidad dieran la felicidad a familias o a mujeres solas que querían tener hijos de otra manera.
Aunque la fórmula más habitual es la fecundación in vitro, a partir de los 40 años aumenta el riesgo de y se plantea la opción de ser madre a partir de los embriones sobrantes de otra pareja. Aunque aún son pocos los embriones que se destinan a este fin, son suficientes para responder a una demanda aún pequeña.