Por el Comité Editorial de Reproducción Bilbao
Mañana sábado, 19 de octubre se celebra el Día Mundial del Cáncer de mama. Hablamos del tumor maligno más frecuente entre mujeres en el mundo occidental (en Euskadi se detectan alrededor de 1300 casos nuevos cada año).
Tradicionalmente, el cáncer de mama se asociaba con altas tasa de mortalidad. Afortunadamente la detección precoz de la enfermedad basada fundamentalmente en la extensión de campañas de chequeo o screening ha permitido, por una parte, tratamientos quirúrgicos menos agresivos y, por otra, tasas de curación que se aproximan al 90% de los casos. Las campañas de detección precoz mediante la utilización de mamografías en mujeres asintomáticas se iniciaron hace más de 50 años en algunas partes del mundo y hace 18 en Euskadi. Independientemente de la discusión sobre a qué segmento de la población debe dirigirse tal campaña y a qué edad se debe comenzar, no hay actualmente discusión sobre su efectividad en la mejora de la supervivencia.
Pero es que, además, la detección de tumores pequeños permite la realización de cirugías menos agresivas: se pasó (hace más de 20 años) de las mastectomías radicales a cirugías conservadoras en las cuales resecamos el tumor, preservando la mama e, incluso, reparándola mediante cirugía plástica en un solo tiempo. Hemos pasado pues de la mastectomía radical a la cirugía conservadora oncoplástica. Es más, ya ni siquiera es necesario extirpar los ganglios de la axila en la mayor parte de casos. Las mujeres en las que se realizó la linfadenectomía axilar saben de los efectos secundarios de tal intervención. En ocasiones el cáncer era curado pero el brazo quedaba totalmente disfuncional.
El siguiente paso es diseñar los llamados tratamientos adyuvantes a medida. Muchas mujeres recibirán un tratamiento hormonal tras la cirugía. Pero en muchas ocasiones se indicará un tratamiento quimioterápico con los tremendos efectos secundarios que todo el mundo conoce. Pues bien, hoy día existen una serie de tests genéticos mediante los cuales se puede identificar qué mujer precisa quimioterapia y qué mujer puede no necesitarla.
Asumida la cirugía conservadora como la mejor opción quirúrgica en el cáncer de mama por toda la clase médica desde hace más de 20 años, es tiempo de que las mujeres operadas por un cáncer de mama exijan un tratamiento complementario personalizado, hecho posible en la actualidad mediante la realización de determinadas pruebas genéticas sobre el tumor.
La batalla para convencer a muchos médicos de las bondades de la cirugía conservadora fue dura pero beneficiosa al fín para las mujeres. Esperemos que el tratamiento “personalizado” sea un hecho exigido por las mujeres y aplicado de forma progresivamente generalizada en todos los centros.