Por Jon Iker Arambarri (Especialista en Ginecología y Obstetricia)
Se acercan días de celebración y como en otros tantos lugares para nosotros la mesa es el punto de encuentro de la familia por excelencia. Son unas fechas en las que acostumbramos a celebrar con riquísimas viandas, acompañadas de muchos brindis, y algún que otro capricho culinario; pero claro está todo ello tendrá el aspecto negativo: las comilonas, los excesos… y el daño en nuestra salud.
¿Y para las embarazadas?
Durante 40 semanas, el metabolismo “especial”, las necesidades del bebé y el equilibrio nutricional son claves para la gestante y condicionan enormemente su alimentación, que requiere un adecuado control y en ocasiones, algunas restricciones. La Navidad y sus festejos pueden suponer un problema en cuanto a la alteración de las rutinas saludables de la gestante, siempre que no se respeten algunas recomendaciones.
Moderación. El mejor consejo
- La ingesta calórica adecuada para una embarazada es de 1800-2400 kcal diarias, en función del trimestre del embarazo.
- Deberemos respetar, además, la adecuada proporción entre los grandes grupos de macronutrientes (carbohidratos, grasas y proteínas), y evitar el excesos de consumo de azúcares de absorción rápida, grasas saturadas y proteínas animales que pueden ocurrir en los ágapes navideños.
- Por otro lado, tanto para un metabolismo como para una función intestinal adecuadas, recordad la recomendación de 5 ingestas diarias, ya que comidas copiosas o tardías pueden afectar a la embarazada en forma de reflujo gástrico y acidez, distensión abdominal, dispepsia (malestar gástrico) y constipación (estreñimiento).
Elegir aquellos alimentos que mayores beneficios ofrecen a la gestante y a su bebé, es el siguiente consejo.
- El aceite de oliva es un pilar tanto de la dieta mediterránea como de la tradición culinaria vasca. Aporta ácidos grasos omega3, oleico y antioxidantes; reduce el riesgo de daño cardiovascular (que puede aumentar ligeramente por el embarazo), la diabetes gestacional y los trastornos gastrointestinales; y es un aporte fundamental de nutrientes en la formación de órganos fetales fetal.
- Los frutos secos como nueces, avellanas, anacardos,…, aportan ácidos grasos no saturados y minerales como calcio, magnesio y zinc, y también ácido fólico y vitamina E. Aunque es conveniente no excederse, por sus altos niveles de colesterol.
- La ingesta diaria de 1,5 l de agua (tanto directa como en alimentos, zumos , infusiones o sopas) es fundamental tanto para la homeostasis materna, como para una adecuada función cardiovascular y renal. Así mantendremos alejados problemas como la hipertensión y las infecciones urinarias, y el cuidado de piel y mucosas.
- El huevo, concretamente su yema, es una fuente de proteínas de alta calidad, y de vitaminas A, B, D y E; tómalo 2-3 veces por semana.
- Las legumbres son un alimento global por su aportación de carbohidratos de absorción lenta, proteínas, vitaminas y minerales, por lo que son la mejor elección para tus entrantes.
- Los pescados azules contribuyen a tu dieta con altos valores de ácidos grasos omega 3 como el linolénico, y a su vez son fuente inestimable de vitamina D y calcio.
Pero existen otros alimentos que, bien por su composición o por ser vía de entrada de patógenos, es preferible evitar en estas fechas.
- Los lácteos derivados de leche no pasteurizada (como quesos frescos, tipo feta o Camembert), así como el paté y afines pueden ser fuente de infección por Listeria, mejor evitarlos.
- Mientras que productos de origen vacuno han de ser preferiblemente congelados previamente (mínimo de 3 días), o bien descartados, para preservarnos de la toxoplasmosis, en aquellas embarazadas no inmunoprotegidas.
- Aunque el anisakis no afecte directamente al feto, la gestante puede padecer un cuadro infeccioso o anafiláctico, por lo que se aconseja no consumir pescado fresco, en conserva de vinagre o “sushi” (salvo si ha sido cocido o cocinado).
- Y lógicamente, el consumo de alcohol está en absoluto desaconsejada, no importa la fecha ni el motivo de celebración.
Por último, es conveniente trasmitir que la alimentación es también un motivo de satisfacción y placer y de gratificación por ser un acto social y de participación, de gran significación en nuestra sociedad. Y por ello, también es fuente de beneficios síquicos y emocionales, cuya aportación a la salud afectiva de la gestante no debemos olvidar.
No conviene por tanto excederse en la rigidez de las recomendaciones dietéticas, y no vivir estas fiestas y sus comidas desde la perspectiva del control y la restricción, ni caer en el apresuramiento o la ansiedad; porque mientras se respeten las claves de la nutrición equilibrada y saludable, no habremos de temer por un pequeño capricho culinario de vez en cuando.
Por último, recordar las palabras del estadista E.Stanley:
“Aquellos que piensan que no tienen tiempo para una alimentación saludable tarde o temprano encontrarán tiempo para la enfermedad”