Reflexiones tras la conferencia: personas que quieren engendrar nuevas personas.
Por Gorka Barrenetxea
La Fundación Tambre organizó el pasado mes de Noviembre el VII Simposio Internacional de Reproducción Asistida en el que tuve el honor de participar como ponente invitado.
La estimulación ovárica en diferentes tipos de tratamientos de fecundación in vitro constituyó el tema de debate de una de las jornadas. Compartir ponencia con reputados especialistas como Filippo Ubaldi (GENERA Roma), Human Fatemi (IVI Middle East), Ernesto Bosch y Alicia Marzal (IVI Valencia), Nichos Polyzos (CRM, UZ Brussell) o Joaquín Llácer (Instituto Bernabeu, alicante) permite sacar conclusiones científicas y humanas.
Por una parte, discutimos y reflexionamos sobre diferentes opciones de estimulación en función de las características específicas de cada paciente. Independientemente de la disponibilidad de múltiples protocolos de tratamiento, la experiencia acumulada de todos los especialistas que nos reunimos en el Symposio es que cada paciente requiere una indicación concreta en función no sólo de características meramente biológicas (edad, reserva ovárica, factor masculino concomitante o no, tiempo de deseo gestacional) sino en función de la propia mujer como tal. Incluyo en este apartado, aspectos emocionales: la capacidad de repetición de tratamientos varía de unas mujeres a otras; la resistencia psicológica a fracasos repetidos (que todos los especialistas vivimos día a día) va siendo menor con cada intento sucesivo (y aquí incluyo a pacientes y especialistas).
La participación en tan distinguido foro científico me lleva a la siguiente reflexión: hacemos fecundación in vitro, pero tratamos personas en un intento, a veces desesperado, de engendrar nuevas personas. Por tanto, a veces además de números hemos de valorar otros aspectos.