El cáncer de mama representa la entidad oncológica más frecuente entre las mujeres. La incidencia de la enfermedad no ha descendido durante los últimos años (aunque sí sus consecuencias) y podemos afirmar que, en el mundo occidental, una de cada diez mujeres ha tenido o tendrá un cáncer de mama a lo largo de su vida.
Cuando hablamos de cáncer de mama, pensamos en que la edad media de las mujeres que lo padecen es superior a 55 años. Y es verdad. Pero también lo es la existencia de un número no desdeñable de casos diagnosticados a edades más tempranas. Dicho de otro modo: las mujeres jóvenes no están exentas de la posibilidad de que les sea diagnosticada esta enfermedad.
Afortunadamente, las tasas de curación han mejorado sensiblemente en los últimos años. Los tratamientos se realizan de forma más individualizada y, sobre todo, más ajustada a las indicaciones de cada cáncer en una paciente determinada. Precisamente, sobre estas cuestiones hablaré el próximo 2 de diciembre en Eibar , en una conferencia abierta al público que ofreceré junto a la doctora Estefanía Abanto.
Además de los cambios en los protocolos terapéuticos que se han producido en los últimos años, el llamado “Diagnóstico precoz del cáncer de mama” ha dado lugar a muchas discusiones y a polémicas sobre su efectividad real.
Cuando abordamos este tema, partimos de un principio que debemos tener en cuenta: desconocemos la etiología (la causa) del cáncer de mama en la mayor parte de los casos. Sabemos que hay factores ambientales, en el sentido amplio del término, que guardan relación con la aparición de la enfermedad. Por ejemplo, el cáncer de mama es más frecuente en los ambientes urbanos y es más frecuente en países o regiones con una renta per cápita superior, lo que está en relación con una mayor ingesta calórica (a mayor consumo de calorías, mayor riesgo).
También sabemos que los embarazos precoces tienen un efecto protector frente al cáncer de mama (en el pasado, la enfermedad era propia de mujeres sin hijos), pero los tardíos no. De hecho, un primer embarazo tardío se asocia con un riesgo superior; y en nuestro medio, los embarazos son cada vez más tardíos.
En cuanto a la base genética de esta enfermedad, es cierto que existe un porcentaje de cánceres de base genética, pero representan un número menor con respecto a la generalidad. En la mayor parte de los casos, subrayo de nuevo, desconocemos la causa de la enfermedad.
El hecho de no conocer la etiología de una enfermedad hace que no podamos realizar una prevención primaria de la misma; esto es, que no podamos evitar su aparición. Por lo tanto, debemos dirigir nuestros esfuerzos hacia la llamada “Prevención secundaria”, mediante el diagnóstico precoz de la misma.
El diagnóstico precoz de una enfermedad implica la posibilidad de detectar la misma una vez que ha comenzado, pero antes de que sea diagnosticable clínicamente. En el caso que nos ocupa, se trataría de detectar el cáncer de mama mediante un procedimiento (de imagen, por ejemplo) antes de que se manifieste como un tumor palpable.
El diagnóstico precoz implica que la enfermedad tiene una fase preclínica y que la detección durante esa fase permite un tratamiento temprano que debería ser más eficaz que otro más tardío, ya que de no ser así, no tendría sentido el diagnóstico precoz.
Demostrar que un tratamiento precoz es más eficaz que uno tardío parece sencillo y de sentido común, pero lo cierto es que no lo es. Por ejemplo, las estadísticas de supervivencia no son válidas para comprobar tal eficacia. En éstas, la supervivencia siempre será superior en los cánceres detectados precozmente (incluso si el diagnóstico precoz no fuera eficaz), aunque sólo sea por el tiempo de adelanto del diagnóstico. Por lo tanto, son otro tipo de estudios los que pueden demostrar, y de hecho lo han hecho, que el chequeo mamográfico sí resulta eficaz para reducir las tasas de mortalidad o, dicho de otra manera, para aumentar las tasas de curación.
En la conferencia del día 2 de diciembre presentaremos los resultados de tales estudios, así como los puntos controvertidos en relación con los procedimientos de diagnóstico precoz del cáncer de mama.
A modo de resumen: A pesar de una creciente incidencia de la enfermedad, las tasas de remisión (curación) son cada vez más altas debido, por una parte, a la efectividad de un diagnóstico y a los tratamientos tempranos y, por otra, al diseño de tratamientos cada vez más individualizados.
Algunas preguntas frecuentes sobre el tema, que procuraremos contestar en la charla pública del 2 de diciembre en el Salón de Actos de la Salón de Actos de la Casa de Cultura Portalea, a partir de las 19h 30m:
- ¿A qué edad debo empezar a realizarme las mamografías de chequeo y cada cuánto tiempo es conveniente hacerlas?
- ¿Es verdad que la radioactividad de las mamografías puede ser más perjudicial que la enfermedad en sí?
- ¿Tiene sentido la mastectomía profiláctica para evitar el cáncer de mama (efecto Angelina Jolie)?
- ¿Cuáles son los últimos avances en el tratamiento del cáncer de mama?
- ¿Es verdad que los embarazos protegen siempre frente al cáncer de mama?