Aproximadamente una de cada cien mujeres embarazadas desarrolla una gestación ectópica. El embrión se ‘pierde’ en su camino hacia el útero y se desarrolla fuera del mismo, normalmente en los conductos que conducen hasta este órgano (aunque también puede ‘depositarse’ en otras zonas).
Se trata de embarazos que nunca son viables y que, según se ha descubierto recientemente, si ocurren en una primera gestación están asociados a una menor tasa de natalidad. Sin embargo, el último estudio publicado sobre este tema en ‘Human Reproduction’ compara por primera vez la fertilidad de las mujeres con embarazos ectópicos que se someten a las tres técnicas disponibles. La conclusión: su elección no influye en la futura fertilidad.
En el ámbito práctico, la principal consecuencia de este estudio es que algunas mujeres reacias a someterse a la opción más radical –la extirpación de la trompa de Falopio donde se empieza a desarrollar el feto- por miedo a no poder tener hijos, podrán hacerlo con tranquilidad: sus opciones futuras de ser madres serán iguales que si se someten a una cirugía conservadora (salpingostomía, en la que se retira el feto sin extirpar la trompa) o si simplemente siguen un tratamiento farmacológico abortivo con inyecciones de metotrexato.
El estudio consistió en el análisis de la fertilidad de 406 mujeres que habían sufrido un embarazo ectópico y que se dividieron en dos grupos. El primero eran féminas con embarazos menos activos, es decir, con menor riesgo de ruptura de las trompas de Falopio. El segundo lo componían aquellas mujeres que tenían el peor tipo de embarazo ectópico, el que suele hacer descartable la opción farmacológica.