Cada año se detectan en Euskadi 1.200 casos de cáncer de mama en mujeres y otros 15, en hombres. Son datos de la Junta Provincial de Bizkaia de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que este año destinará 276.000 euros a la investigación sobre este tumor maligno, el más frecuente entre las mujeres en el mundo occidental y del que no están exentos los hombres, aunque en mucha menor medida.
La mortalidad del cáncer de mama se ha reducido mucho durante los últimos años, pero eso no supone bajar la guardia en cuanto a prevención. La mejor herramienta para luchar contra esta enfermedad es el diagnóstico precoz y es posible diagnosticar los tumores de mama en estadios iniciales mediante programas de cribado con mamografías. Las posibilidades de curación con un diagnóstico precoz son mayores y la recomendación de nuestro grupo -avalada por las publicaciones que efectuamos en la década de los 90- es iniciar la mamografía de screening (chequeo) a los 40 años de edad.
La detección de tumores pequeños permite la realización de cirugías menos agresivas, según explica el doctor Gorka Barrenetxea, quien recuerda que “hace más de dos décadas se pasó de las mastectomías radicales a cirugías conservadoras, en las cuales resecamos el tumor, preservando la mama e, incluso, reparándola mediante cirugía plástica en un solo tiempo. Hemos pasado, pues, de la mastectomía radical a la cirugía conservadora oncoplástica y ni siquiera es necesario extirpar los ganglios de la axila en la mayor parte de casos”. En opinión de este experto, “el conocimiento cada vez mayor de la biología de los diferentes tipos de cáncer de mama permite diseñar tratamientos complementarios a medida, evitando la generalización de ciertas terapias como la quimioterapia, no siempre indicadas”.
Cada año se dispone de mayor información para diagnosticar precozmente y tratar el cáncer de mama, lo que ha permitido que la supervivencia global a los cinco años del diagnóstico de este tumor sea superior al 80% en Euskadi, por encima de la media europea.