Por María De Las Heras
La reproducción sexual se caracteriza por la fusión de dos células sexuales haploides para formar un cigoto diploide. ¿Qué significa esto? Todas las células de nuestro organismo tienen 46 cromosomas (células diploides) excepto los gametos, espermatozoide y óvulo, que tienen 23 cromosomas cada uno (células haploides). Así, el embrión resultante de la unión de un ovocito con un espermatozoide resultará en un embrión que tendrá 23 pares de cromosomas, donde cada par de cromosomas estará formado por uno paterno y otro materno.
Tras la fecundación del ovocito por el espermatozoide se forma el cigoto y posteriormente el embrión, el cual, en estadios muy tempranos está formado exclusivamente por células diploides y pluripotentes. Esto significa, que a partir de estas células madre embrionarias, por sucesivas divisiones y según las señales que reciban se diferenciarán y formaran todos los tipos celulares que formaran al nuevo individuo, como son las células musculares, neuronas, epitelios… y, cómo no, los gametos. Sin embargo, como ya hemos dicho, para la formación de los gametos es necesario que las células reduzcan su dotación cromosómica a la mitad. Esto lo consiguen mediante un proceso denominado meiosis que tiene lugar en las células madre que darán lugar a los gametos. Una de las causas de esterilidad masculina son alteraciones que se producen en este proceso de meiosis, que dan lugar a espermatozoides con una dotación cromosómica anómala que provocarán abortos o fracasos de FIV.
Un equipo de científicos de la Universidad de Kioto (Japón) ha conseguido producir espermatozoides viables a partir de células madre de ratones. Para ello extrajeron células madre de embriones de ratones y las diferenciaron en células madre precursoras de los espermatozoides que transplantaron en los testículos de ratones machos infértiles. Estos ratones produjeron espermatozoides viables que se utilizaron para fecundar ovocitos de ratón en el laboratorio y obtener embriones que se transfirieron al útero de un ratón hembra dando lugar a ratones sanos.
Queda mucha investigación por delante para su posible aplicación en humanos, pero el objetivo sería poder derivar células madre humanas adultas de un individuo estéril para la formación de espermatozoides viables para tratar su propia esterilidad. Mas allá del debate ético que esta técnica podría suscitar a la hora de aplicarla en humanos, este logro abre una puerta a un mejor conocimiento del proceso de meiosis en las células germinales primordiales y por tanto de la infertilidad masculina.