Por Edurne Martínez y María De Las Heras.
“Se vende esperma «vikingo» para inseminarse en casa”. Se trata de un titular que apareció recientemente en prensa debido a la polémica que se ha generado en torno a los bancos de semen que con un simple “click” venden, vía internet, muestras de semen de donantes a particulares para poder realizarse tratamientos “domiciliarios” de inseminación sin necesidad de recurrir a un centro de reproducción. En las webs de estos bancos, el cliente puede elegir el donante que desee en función de sus características físicas, curriculum, estado civil, aficiones e incluso escuchar su voz y ver fotos de su infancia. “Simplemente” rellenando un formulario con el perfil deseado y pagando entre 400 y 800 euros el cliente recibe en su domicilio la muestra de semen con las instrucciones de uso.
Desde la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) se ha alertado sobre los riesgos de la compra de semen a domicilio.
Por una parte, al tratarse de inseminaciones intrauterinas, los resultados no son comparables a los obtenidos en un centro de reproducción asistida, donde las tasas se sitúan alrededor del 20% de embarazo por intento. En estos casos se lleva a cabo un control riguroso de la calidad seminal, del momento idóneo para realizar la inseminación, se estimula a la paciente para aumentar las posibilidades de embarazo y la inseminación es intrauterina. Teniendo en cuenta que en una “auto-inseminación” no se llevan a cabo ese seguimiento tan exhaustivo y la inseminación es vaginal, las tasas de embarazo disminuyen aun más. Según el presidente de la SEF, solo en uno de cada 20 casos funciona.
Pero, por otra parte y de forma más importante, no se cumplen los mínimos legales establecidos para el tratamiento con muestras tisulares humanas en general y con gametos en particular. El establecimiento de ciertas restricciones legales no es un capricho: es una medida de seguridad fundamentalmente pensada en la mujer subsidiaria de tales tratamientos. Los bancos de semen, han de estar aceditados por la administración sanitaria y deben contar con personal técnico cualificado y con experiencia, asegurar la correcta manipulación de las muestras de semen congeladas y garantizar su seguridad biológica. Al trasladarse las muestras de un banco a un particular se pierde la trazabilidad de la misa y por tanto la seguridad.
Y esto es válido no solo para muestras a partir de bancos europeos. Cualquier muestra tisular ha de ser trasladada de un centro acreditado a otro acreditado y mediante una empresa autorizada y acreditada al efecto (ningún particular, ni siquiera un especialista no expresamente autorizado puede trasladar gametos, embriones).
Además del aspecto técnico, se ha de tener en cuenta, que en estos casos se pierde el anonimato del donante. La legislación española sólo permite realizar donaciones anónimas. La SEF advierte que la conservación del anonimato del donante y la paciente es esencial, ya que de otra forma la filiación del niño corre peligro.
En definitiva, hablamos de peores resultados (mínima probabilidad de embarazo) y de menor seguridad biológica (pérdida de trazabilidad de la muestra).
De hecho, la SEF está trabajando en colaboración con la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) y la Asociación Española de Andrología (ASESA) en la elaboración de un documento oficial que permita una adecuada información tanto de la sociedad en general como de las mujeres en particular.