Por Gorka Barrenetxea (*)
“Es mejor prevenir una enfermedad que tratarla”. Maimónides
El cervix o cuello uterino es una parte del útero que conecta el cuerpo uterino con la vagina. El cáncer de cervix es el segundo cáncer ginecológico en frecuencia en las mujeres de todo el mundo aunque su frecuencia es inferior en países desarrollados. De hecho, en España se diagnostican unos 2.000 nuevos casos cada año.
La característica fundamental del cáncer de cervix es que su origen es infeccioso. Efectivamente, se trata de una enfermedad no hereditaria y causada por un agente infeccioso: el virus del papiloma humano (HPV). El HPV constituye en realidad una familia de virus que se han clasificado en alto y bajo riesgo, en función de su capacidad de provocar un cáncer de cuello uterino.
Concretamente los llamados HPV de alto riesgo pueden, en determinadas circunstancias, provocar un cáncer de cuello mientras que los de bajo riesgo pueden provocar la aparición de verrugas genitales.
El HPV se transmite por contacto sexual y los métodos de barrera como el condón reducen pero no evitan de forma absoluta su transmisión. Hay que decir que la transmisión del virus ocurre con relativa facilidad: hasta un 70% de personas activas sexualmente tienen contacto con el virus.
Sin embargo, y afortunadamente, una infección aislada no suele provocar un cáncer. Es la infección persistente la que tiene esa capacidad, si se dan, además, una serie de circunstancias añadidas como el consumo simultáneo de tabaco, por ejemplo.
Actualmente existen medidas preventivas para evitar la infección por el HPV, siendo las vacunas las más efectivas. Efectivamente, las vacunas actualmente existentes protegen contra ciertos tipos de HPV de alto riesgo (los más frecuentemente implicados en el origen del cáncer). La vacunación puede realizarse de forma universal (tal como se realiza en las niñas de nuestra comunidad) o de forma oportunista, bajo consejo ginecológico.
La realización de citologías y determinaciones del virus en las revisiones ginecológicas de acuerdo con las guías elaboradas por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) constituyen, junto a la vacunación infantil, las medidas más eficaces para prevenir el desarrollo de un cáncer que es evitable, gracias al conocimiento que tenemos de su origen.
(*) Gorka Barrenetxea es Director Médico de la Clínica Praxis Bilbao, Profesor Titular de Ginecología y Obstetricia de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea y Vicepresidente de la Sociedad Española de Fertilidad.