Seguro que, en más de una ocasión, nos habéis visto decir que actualmente el número de casos en los que tratamos a parejas en los que el problema de infertilidad se encuentra en el factor masculino es exactamente igual que el que podemos atribuir a las mujeres. En ambos casos, podemos estar hablando del 40% de los casos.
Si nos referimos a la infertilidad en los hombres, factores como malos hábitos de vida o, incluso, una exposición prolongada a contaminantes pueden ser el origen de un descenso en la calidad seminal.
De igual manera, puede darse la situación en la que los espermatozoides contengan algún daño genético, en concreto roturas en el material genético, que impida el correcto desarrollo del embrión y, por tanto, del embarazo. Es lo que llamamos “fragmentación del ADN” de los espermatozoides.
Os lo explicamos a continuación.
¿A qué nos referimos por fragmentación del ADN de los espermatozoides y cómo puede afectar a la fertilidad masculina?
Cuando, después de las pruebas oportunas, se detecta que existe una fragmentación del ADN propio de los espermatozoides, hacemos alusión a las posibles roturas que se presentan en el material genético de los espermatozoides.
En estos casos, toda alteración presente en el ADN de los espermatozoides puede causar problemas de infertilidad en los hombres. Para un correcto desarrollo del embrión una vez fecundado es imprescindible que este material genético se encuentre en perfecto estado.
Cuando nos encontramos con situaciones en las que se recuenta un número elevado de espermatozoides en los que se presente este daño genético, las posibilidades de lograr el embarazo y de que se desarrolle la gestación, se ven afectadas y se reducen considerablemente.
En este caso, la fragmentación del ADN espermático se relaciona con:
- Menores tasas de fecundación.
- Baja calidad de los embriones resultantes.
- Menores tasas de implantación de los embriones.
- Aumento del riesgo de aborto espontáneo.
¿Cómo se diagnostica la fragmentación del ADN espermático y cuáles son sus causas?
La prueba más común para evaluar la calidad del semen del varón y, por tanto su fertilidad, es el llamado seminograma, que evalúa factores como la concentración espermática. Esto es: el número de espermatozoides que presenta la muestra y que viene expresado en millones por mililitro y el total de espermatozoides en el eyaculado, la movilidad de estos espermatozoides y su morfología para determinar el porcentaje de espermatozoides normales y espermatozoides anormales, así como si las anomalías se localizan en la cabeza, la pieza intermedia o en la cola del espermatozoide.
Cuando los resultados obtenidos a través del seminograma nos hacen sospechar de la posibilidad de que efectivamente encontramos un porcentaje de estos espermatozoides defectuosos, es necesario realizar un “test de fragmentación” para confirmar los resultados.
Esta prueba permite un diagnóstico avanzado al analizar el estado en el que se encuentra el ADN presente en los espermatozoides. Este ADN, localizado en la cabeza del espermatozoide, nos indica que cuanto más alto sea el número de fracturas en el contenido genético, menos opciones hay de que el embarazo sea viable.
Entre las causas más frecuentes de este deterioro en los espermatozoides, al margen de la propia edad del hombre, que sin ser tan determinante como en el caso de las mujeres, también puede tener influencia en la calidad seminal, encontramos los siguientes motivos:
- Tratamientos como la radioterapia o quimioterapia pueden afectar directamente a la producción de espermatozoides.
- Exposición prolongada a contaminantes en el medio ambiente.
- Malos hábitos de vida, entre los que destacan el tabaquismo y alcoholismo, el consumo de sustancias estupefacientes e, incluso, la falta de ejercicio.
- Estrés oxidativo, que tiene lugar cuando el cuerpo presenta una cantidad anómala de radicales libres y una falta de antioxidantes para contrarrestarlos.
- Elevada temperatura testicular, generalmente asociada a procesos febriles.