Muchas veces, y cada vez más, insistimos en la importancia que tiene la planificación de la maternidad en la actualidad.
Es algo sabido que la edad en la que las mujeres y parejas buscan el embarazo cada vez se retrasa más. Ya sea por motivos laborales, económicos o personales lo cierto es que este retraso incide en que haya mayores dificultades para lograr el embarazo de forma natural y las parejas deban recurrir a la reproducción asistida para lograr el embarazo.
¿Qué es la reserva ovárica y cómo nos ayuda para planificar el embarazo?
Cuando hablamos de la reserva ovárica de las mujeres nos referimos a la cantidad de óvulos que una mujer tiene en un momento determinado de su vida y que podrían conseguirse en un ciclo de estimulación ovárica en un ciclo concreto.
Cada mujer nace con una cantidad determinada de óvulos que va consumiendo a lo largo de los años. Como norma general, una mujer puede tener aproximadamente un millón de óvulos al nacer. Con el comienzo de las menstruaciones, puede disponer de unos 300.000. En la menopausia, pueden quedar unos mil óvulos. En cada ciclo menstrual, la cantidad de “folículos disponibles” (los folículos son las estructuras quísticas que albergan un ovocito) es variable, pero va descendiendo a medida que desciende el número total de ovocitos.
El hecho de tener una reserva alta o baja no implica que la mujer ovule o no en un ciclo natural. Esto es, una mujer de 34 años con una reserva baja y una mujer de la misma edad con una reserva alta ovularán un ovocito en un ciclo natural y, por tanto, sus posibilidades en reproducción natural serán las mismas. La diferencia entre una y otra es que, si por diferentes razones, se ha de acudir a una estimulación ovárica, el pronóstico (y posibilidades de embarazo)de la mujer con reserva baja será peor por disponer de menos ovocitos que aquella con una reserva alta.
La clave, no obstante, es que de forma paralela a la disminución de la reserva ovárica (problema cuantitativo), usualmente desciende la calidad de ovocitos (problema cualitativo) y, por tanto, las posibilidades de lograr un embarazo (tanto mediante reproducción natural como asistida).
Conocer la reserva ovárica puede ser útil para que la mujer pueda tomar las mejores decisiones en cuanto a una posible futura maternidad en un plazo determinado de tiempo. Y, en base a ello, para que la mujer valore la posibilidad de preservar ovocitos para el futuro.
¿Qué es la Hormona Antimulleriana y qué indica su resultado?
Uno de los principales indicadores actuales para conocer la reserva ovárica de las mujeres es el resultado de la prueba para conocer la determinación de la hormona antimulleriana en su sangre.
La prueba consiste en un sencillo análisis de sangre que dará como resultado un indicador que nos permitirá saber la reserva ovárica de la mujer.
Una vez obtengamos esta información, podremos tomar diversas decisiones junto a la paciente, ya sea la búsqueda del embarazo en un breve espacio de tiempo, pero conociendo cuáles son sus opciones reproductivas reales y cómo podemos ayudar a conseguir su embarazo de la mejor forma posible, o bien preservar sus óvulos para ser madre en el futuro.
Preservación de la fertilidad: el futuro de la mujer del siglo XXI
Factores como el trabajo, el estilo de vida o la falta de pareja hacen que la edad en la que las parejas y mujeres se plantean la maternidad se retrase cada vez más.
La preservación de ovocitos no obliga a la mujer a recurrir a la reproducción asistida para conseguir un embarazo. Simplemente, permite que en el caso de que la reproducción natural no sea eficaz a partir de una edad determinada, la mujer puede, mediante la utilización de los óvulos que preservó, tener altas probabilidades de embarazo mediante reproducción asistida.
En definitiva, la preservación de ovocitos permite a la mujer decidir. Decidir si quiere o no embarazarse. Decidir cuándo quiere embarazarse y decidir con quién quiere embarazarse.
La preservación de óvulos, cobra todavía más importancia cuando una mujer ha de ser sometida a tratamientos, como los oncológicos, por ejemplo, que puedan comprometer su fertilidad futura.
La vitrificación de los óvulos o del semen, siempre antes de iniciar el tratamiento, permite que los pacientes puedan buscar el embarazo una vez superado el tratamiento.