Por Estefanía Abanto (*)
En un post anterior me referí a la “bomba hormonal” que supone el embarazo para una mujer, una situación nueva y desconocida que genera en nuestro cuerpo una serie de cambios, tanto a nivel físico como psicológico, que nos desconciertan a menudo.
Tras la alegría del positivo en el test de embarazo y las famosísimas náuseas del primer trimestre, empezamos a ser conscientes de nuestro nuevo estado y de los cambios que está experimentando nuestro cuerpo. Y debemos prestar atención a estos cambios, para tener un embarazo saludable, lo que favorecerá su evolución y facilitará el parto y la recuperación posterior.
Por supuesto, el aumento de peso durante el embarazo es inevitable, pero debemos intentar que no sea excesivo: por lo general, lo recomendable es aumentar el peso entre 9 y 12 kilos. Esto debe conseguirse con una alimentación completa y sana y con un ejercicio físico moderado. Durante el embarazo no sólo se puede hacer ejercicio, sino que es del todo recomendable. Debe practicarse de una manera moderada, para evitar el aumento excesivo de peso y para poder mantenernos ágiles y mejorar la circulación sanguínea, que suele ser más lenta (lo que hace que aparezcan más varices). La natación, por ejemplo, es un deporte ideal, como también lo son los paseos a buen ritmo o los programas de entrenamiento en gimnasio, especialmente adaptados para embarazadas.
También es importante desarrollar ciertos cuidados relacionados con los cambios que experimenta el cuerpo de una mujer embarazada: por ejemplo, usar crema antiestrías, extremar la higiene corporal y dental, usar ropa cómoda y holgada…
En cuanto al control médico, la mujer embarazada debe ponerse de inmediato en contacto con su matrona o con su ginecólogo de confianza, quienes le explicarán las visitas de control que deberá realizar y le informarán sobre los tests de diagnóstico prenatal disponibles (Test combinado, detección de DNA fetal en sangre materna, amniocentesis…), orientándole sobre su utilidad y ayudándole a tomar una decisión sobre la conveniencia de realizarlos. Igualmente, le asesorarán sobre los cuidados recomendables en el embarazo y la necesidad de complementar sus ingestas con ácido fólico y yodo para favorecer el desarrollo del feto.
La mujer embarazada no sólo experimenta cambios en el plano físico, sino también en el plano psicológico: por una parte, debidos a los cambios hormonales que genera el embarazo y, por otra parte, por el desconocimiento que provoca esta nueva situación, que nos puede llenar de ansiedad y miedo.
Estos cambios son completamente normales y es importante que los compartamos con nuestra pareja y con nuestro entorno familiar, para que los entiendan y puedan apoyarnos en este camino. Y también debemos compartirlos con nuestra matrona y ginecólogo, que son quienes mejor nos asesorarán y nos ayudarán a clarificar si todos los “consejos” de buena fe que nos dan son o no apropiados. Nunca debemos tener miedo a exponer cualquier duda ante nuestros profesionales, por muy simple que nos pueda parecer. Lo realmente importante es recibir una información totalmente fiable para afrontar esta nueva etapa de la vida con mayor tranquilidad.
Una nueva etapa en la vida de una mujer que es irrepetible -aunque parezca un tópico decirlo- y que, por ese motivo, debe vivirse de una manera plena. Nuestro estilo de vida durante el embarazo no tiene por qué cambiar, se trata sólo de adaptarlo a cada momento: cansancio, pérdida de agilidad por el aumento de peso… Y esto debemos tenerlo también presente en nuestra vida sexual: las relaciones sexuales durante el embarazo no conllevan ningún peligro (salvo en el caso de contraindicación médica) y se pueden mantener hasta el final del mismo.
Por fin, cuando pasan las 40 semanas de espera, llega el gran momento: el parto. De nuevo es importante la ayuda de nuestra matrona o nuestro ginecólogo, a quienes hemos preguntado previamente todas nuestras dudas y miedos y hemos valorado conjuntamente todas las opciones (analgesia, postura durante el parto…). Lo fundamental en este momento crucial es ponernos en manos de un especialista de nuestra confianza.
Este post es sólo una pincelada muy general de esta nueva etapa que cambiará nuestra vida. En entradas sucesivas abordaré aspectos más concretos, con algo más de profundidad.
Como conclusión, me gustaría transmitiros nuevamente un mensaje claro: en este camino no estáis solas ni solos; contáis siempre con nuestra ayuda para asesoraros y para aclarar la más mínima de vuestras dudas, en todo momento. Nosotros también queremos formar parte activa de esta irrepetible y excepcional experiencia.
(*) Estefanía Abanto es ginecóloga y miembro del equipo de Ginecología y Reproducción Asistida del Doctor Gorka Barrenetxea.