Por el Comité Editorial de Reproducción Bilbao
El término “bebé arcoíris” es el término cariñoso con el que se llama a los recién nacidos que vienen al mundo después de que una pareja haya sufrido una pérdida gestacional.
La idea de llamarlos con este nombre surge del hecho de que después de una tormenta siempre aparece un rayo de luz lleno de positividad, el arcoíris.
Esta situación es más común de lo que se puede creer y acarrea momentos duros y difíciles de superar en el seno de una pareja. Con frecuencia se hace incuso necesaria la ayuda profesional tanto para hacer frente a la pérdida como para plantear la eventual búsqueda de un nuevo embarazo.
El apoyo emocional, factor esencial para superar el duelo
El apoyo del entorno directo de la pareja, en especial a la mujer que ha sufrido la pérdida, se antoja fundamental. No obstante, mostrar apoyo en ciertos momentos de desánimo requiera una cuidada sutileza.
Aunque sea con la mejor de las intenciones, a veces se producen comentarios que inevitablemente traen recuerdos sobre la pérdida, generando, si cabe, un mayor desgaste emocional. Nunca hay que olvidar que los recuerdos de la experiencia sufrida y el recuerdo que queda es algo que no se puede explicar.
Durante todo este tiempo, se produce todo un carrusel de emociones y estados de ánimo. Muchas emociones que se deben saber gestionar y canalizar de la mejor manera y que no siempre es posible sin cierta ayuda profesional.
¿Hay que dejar pasar un tiempo prudencial antes de buscar el nuevo embarazo?
El duelo por la pérdida de un bebé puede ser corto o largo. Encontramos personas que necesitan hablar sobre el tema para conseguir superar el duro trance y, en cambio, pacientes que prefieren no recordarlo para cerrar la historia cuanto antes.
En Reproducción Bilbao sabemos que el dolor por la pérdida de un bebé es innegable y que volver a pasar por el proceso puedo estar lleno de miedos y dudas a que vuelva a darse la misma situación.
En nuestra consulta vemos incluso casos en los que las pacientes no encuentran el momento de involucrarse emocionalmente con el nuevo bebé por temor a que se vuelva a repetir la situación y pasan el embarazo bloqueadas sin poder conectar con su hijo.
En todo caso, aunque suele recomendarse una espera de entre 6 meses y un año, el tiempo que debemos esperar para hacer frente a este nuevo proceso siempre dependerá de cada paciente, de su forma de hacerle frente, del apoyo que reciba de su entorno y del momento tanto físico como psicológico en el que se encuentre.
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