Por el Comité Editorial de Reproducción Bilbao
La vulvovaginitis es un tipo de infección que afecta a la zona de la vagina y la vulva, cuyos primeros síntomas se presentan en forma de picores, sensación de quemazón y, en ocasiones, con un aumento de flujo, cuyo aspecto puede reflejar la presencia de algún tipo de infección.
La gran mayoría de las vulvovaginitis comienzan por una alteración de la denominada flora vaginal; esto es, una alteración en las condiciones de vida de los gérmenes que habitan necesariamente en la vagina. Es lo que se denomina disbacteriosis, que significa que el ecosistema presente en la vagina pierde el equilibrio habitual de las condiciones normales. Normalmente, esto es debido a que otros gérmenes no habituales, fundamentalmente hongos, se aposentan en la vagina.
Las vulvovaginitis más frecuente es la conocida como Cándida, que presenta variedades: Cándida albicans, tropicalis o glabrata. También hay vulvovaginitis que se transmiten por vía sexual y otras, que pueden producirse por una alteración crónica del equilibrio de la flora vaginal secundaria, debido a ciertos tratamientos antibióticos reiterados. En este último caso, los antibióticos ingeridos exterminan los microorganismos perjudiciales, pero también pueden terminar con los que forman el ecosistema de la vagina.
El hecho de padecer diabetes o un déficit de hormonas ocasionado por la postmenopausia son circunstancias que también pueden determinar una vulvovaginitis.
Más casos en verano
La vulvovaginitis se presenta con mayor frecuencia en la época estival, ya que se transpira más, aumentan las secreciones y nos mantenemos más tiempo con el bañador húmedo. El calor invita al baño frecuente, tanto en la playa como en la piscina, y el agua de estas últimas tiene un pH muy agresivo, por la presencia de cloro. Todo ello conforma un caldo de cultivo propicio para la vulvovaginitis.
En cualquier circunstancia, lo más importante es consultar con el especialista para que estudie el caso, de manera que se pueda aplicar el tratamiento adecuado contra el gérmen concreto que ha ocasionado la vulvovaginitis y devolver así el equilibrio a la flora vaginal.