Cuando una pareja toma la decisión de buscar el embarazo, damos por supuesto que es una decisión conjunta, fruto del deseo firme de formar o ampliar su familia y que va a contar con la implicación de los dos en todas las fases del embarazo y la crianza.
Haciendo un paralelismo, algo parecido podríamos decir hoy en día sobre la fertilidad de nuestros pacientes. Lejos ha quedado ya esa concepción que se tenía sobre la infertilidad y cómo ésta afectaba en especial a las mujeres. En la actualidad sabemos que cerca de un 40% de los casos de infertilidad residen en el hombre, siendo otro 40% los casos en los que diagnosticamos el problema en las mujeres.
Por lo tanto, cuando una pareja, después de llevar un tiempo buscando el embarazo de forma natural sin éxito, decide ponerse en manos de un especialista, no debe descartar en absoluto que el problema resida en cualquiera de los miembros de la pareja, incluso en ambos. De ahí, uno de los aspectos por lo que es importante que ambos miembros de la pareja se sometan a un estudio de su fertilidad.
¿Por qué es recomendable realizar el estudio de fertilidad tanto a la mujer como al hombre?
La búsqueda del embarazo es un proyecto común, y como hemos mencionado, los problemas de infertilidad afectan a día de hoy a hombres y mujeres por igual.
En este sentido, y, en primer lugar, realizar el estudio de la fertilidad a ambos miembros de la pareja antes de comenzar el tratamiento, nos ayuda a tener una visión general de la situación y del diagnóstico para poder determinar el mejor tratamiento para lograr el embarazo.
Además, esto nos permite optimizar el tiempo y la duración del tratamiento. Si, por ejemplo, sólo nos centramos en la mujer y ante la dificultad de lograr el embarazo se decidiera analizar la fertilidad del hombre, implicaría haber perdido una cantidad importante de tiempo. Es fundamental tener esta visión general para lograr el embarazo en el menor tiempo.
No debemos olvidar que un tratamiento de reproducción asistida puede ser realmente agotador y estresante para una pareja, por lo que anticiparnos a los posibles problemas e intentar reducir el tiempo de duración del tratamiento es importante para los pacientes.
¿Qué pruebas se realizan en un estudio de fertilidad?
En el caso de las mujeres, al margen de la revisión ginecológica y la citología, es necesario realizar una serie de pruebas y análisis que nos ayuden a determinar el estudio de su fertilidad y a diagnosticar cualquier problema.
Estas pruebas son:
- Ecografía transvaginal (generalmente se hace en la primera visita en la clínica) para recuento de los folículos antrales y evaluar el estado de ovarios, trompas y útero.
- Análisis hormona Antimulleriana. Es un simple análisis de sangre y su resultado, junto con el recuento de folículos, nos ayudan a hacernos una idea del estado de la fertilidad de la mujer.
- Análisis del cariotipo, lo que nos permite detectar si existe algún tipo de alteración tanto en el número como la estructura de los cromosomas que den lugar a problemas de infertilidad.
Una vez se obtienen los resultados, y ante alguna sospecha, es probable que se realice alguna de las siguientes pruebas:
- Histerosalpingografía: se realiza para comprobar la permeabilidad de las trompas de Falopio. La prueba mediante una radiografía con contraste, nos permite observar tanto el útero, como las trompas y el cuello del cervix.
- Histeroscopia: nos permite detectar si existe alguna alteración en el útero, por ejemplo, los miomas uterinos.
- Biopsia endometrial para evaluar la receptividad del endometrio o la microbiota presente.
En el caso de los hombres, la prueba más común que nos ayuda a determinar el estado de su fertilidad es el seminograma.
A través de una muestra de semen podemos analizar la calidad seminal en base a su concentración y movilidad, y diagnosticar posibles alteraciones de los espermatozoides. Además, a la muestra de semen se le realiza un estudio inmunológico para descartar la presencia de anticuerpos.
El seminograma también nos permite realizar un estudio microscópico de la morfología de los espermatozoides, determinando el porcentaje de espermatozoides normales y espermatozoides anormales, así como si las anomalías se localizan en la cabeza, la pieza intermedia o en la cola del espermatozoide.
De igual manera, es conveniente realizar pruebas complementarias para determinar si existe fragmentación en el ADN de los espermatozoides y si el contenido cromosómico es normal para descartar cualquier anomalía genética en los espermatozoides.
¿Cuándo debo recurrir a un especialista en infertilidad?
Por lo general, en parejas menores de 35 años se recomienda recurrir a un especialista transcurridos 12 meses desde que se empieza a buscar el embarazo de forma natural.
Cuando las parejas exceden esta edad o bien contamos con factores genéticos ya diagnosticados, casos de abortos recurrentes o algún otro problema relacionado, este tiempo se aconseja que no supere los 6 meses.
Si la pareja es mayor de 40 años, aunque ya hayan tenido hijos, es conveniente visitar una clínica de reproducción asistida y realizar las pruebas indicadas para descartar posibles problemas que afecten a la calidad de los óvulos y los espermatozoides y que impiden el embarazo natural.
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