Por María De Las Heras
La técnica conocida como “maduración in vitro (MIV) de ovocitos” consiste en la aspiración y cultivo de ovocitos inmaduros para su posterior maduración in vitro en el laboratorio bajo unas condiciones de cultivo determinadas.
La primera vez que se consiguió la maduración in vitro de ovocitos fue en 1935 con ovocitos de conejo pero no fue hasta 1965 cuando se comenzó a experimentar en ovocitos humanos y en 1991 cuando se público el primer embarazo con ovocitos inmaduros que fueron madurados in vitro obtenidos en un ciclo no estimulado. Se demostró que estos ovocitos inmaduros conservaban la competencia para madurar, ser fecundados y dar lugar a embriones viables in vitro. Fue entonces, cuando se planteo la posibilidad de aplicar la MIV en pacientes en las cuáles la estimulación ovárica estaba contraindicada (pacientes con ovarios poliquisticos o sindrome de ovario poliquistico, pacientes oncológicas con tumores hormonodependientes, pacientes con riesgo de hiperstimulación ovárica), pacientes con baja respuesta, que no deseaban someterse al proceso de estimulación ovárica o síndrome de ovario resistente.
La ovogénesis es el proceso de formación y maduración de los gametos femeninos in vivo para dar lugar a ovocitos maduros, competentes para ser fecundados y capaces de dar lugar a un embrión viable. Se trata de un proceso altamente especializado que tiene lugar en los ovarios y durante el cual el ovocito experimenta una serie de cambios. Por un lado se produce la maduración nuclear que consiste en la progresión desde vesicula germinal (VG) hasta metafase II, silenciamiento y activación de determinados genes (imprinting), la maduración citoplasmática que provocará una modificación y redistribución de orgánulos celulares y la producción de nuevos productos génicos. Todo este proceso tiene lugar en el interior del folículo, donde el ovocitos se encuentra rodeados y en constante comunicación con las células de la granulosa. El alto gado de complejidad de este proceso hace difícil un conocimiento exhaustivo sobre los pasos finales de esta maduración in vivo y a pesar de las potenciales aplicaciones del la MIV de ovocitos en reproducción asistida, esta técnica ha permanecido más como experimental que de rutina en los laboratorios y los protocolos han evolucionado poco desde que se comenzó a aplicar.
El Comité Internacional para la Monitorización de las Técnicas de Reproducción Asistida (ICMART) estimó que en 2012, el número de niños nacidos tras técnicas de reproducción asistida era de aproximadamente 5 millones en todo el mundo, de los cuales, únicamente, unos 2000 tras la aplicación de técnicas de MIV. Según el Registro de las Sociedad Española de Fertilidad (SEF) del 2014, el 44,2% de tratamientos realizados en España durante ese año correspondieron a FIV/ICSI frente al 0,01% de MIV con tasas de nacido vivo por transfer de 25,3% frente al 0% respectivamente. La bibliografía muestra baja tasa de gestación evolutiva y una alta tasa de aborto en comparación a la FIV convencional por lo que la indicación de la MIV a día de hoy se encuentra en entredicho. A la espera de un mejor conocimiento de los procesos clave que se producen durante la maduración ovocitaria in vivo que conlleven a una mejora en las tasas de éxito de esta técnica, y teniendo en cuenta la evolución en los protocolos de estimulación y en las técnicas de vitrificación, la MIV no debería constituir una alternativa a la FIV convencional de forma generalizada. Además, en la actualidad, algunos de los problemas que eran inherentes a la estimulación ovárica (riesgo de hiperestimulación, pobre respuesta) han desaparecido por lo que la MIV no constituye una alternativa ni eficiente ni realista.
Deja una respuesta