Por Olivia de Prado
Las perdidas espontáneas de un embarazo ocurren aproximadamente entre un 10% y un 15% de las gestantes. Aunque la definición de aborto de repetición se establece a partir de la tercera pérdida gestacional precoz, lo cierto es que tanto desde una perspectiva médica como psicológica se recomienda una evaluación a partir del segundo aborto. Aproximadamente el 5% de las gestantes experimenta abortos recurrentes, aumentando el porcentaje entre las mujeres mayores de 35 años.
Generalmente tras un aborto, suelen aparecer síntomas de duelo, como shock o incredulidad en el momento inicial, tras el cual llegan emociones como la tristeza, impotencia, culpa y desesperación, que en algunas ocasiones pueden llegar a ser incapacitantes. A medida que pasa el tiempo, estos síntomas se van atenuando hasta llegar a desaparecer. Para que este proceso sea más llevadero es importante poder contar con el apoyo psicológico adecuado, tanto por parte de la familia o amigos, como por parte de un profesional de la salud mental.
Después de sufrir varios abortos, tanto los hombres como las mujeres, tienen dificultades psicológicas para adaptarse a esta situación, manifestando síntomas de depresión y ansiedad durante algunos meses.
Existen algunas variables que son predictivas del impacto emocional que tendrá la persona o la pareja tras este tipo de pérdidas. Algunas de ellas son:
La calidad de la relación de pareja. Una calidad pobre, se asocia con un inadecuado ajuste emocional ante el aborto.
El deseo de embarazo. Cuanto mayor sea este deseo, la sensación de fracaso será directamente proporcional a la pérdida.
Número de hijos previos. El hecho de tener hijos antes del aborto, es un factor protector del desajuste emocional que puede desencadenar dicha pérdida.
Apoyo social. Si la persona cuenta con una red social capaz de gestionar su dolor, será más fácil soportar la perdida.
Por tanto, si tenemos en cuenta estos factores predictivos, podremos garantizar que la persona o pareja que se enfrente a abortos de repetición, afrontará tal acontecimiento de una manera más saludable.
En general no se suele hacer seguimiento, ni se suele ofrecer apoyo psicológico tras un aborto, sin embargo, desde la comunidad de la Psicología de la Reproducción se pone de manifiesto que, tras sufrir un aborto, es fundamental abordar tanto aspectos médicos como psicológicos.
Aquellas personas que no tienen facilidades para expresar sus emociones ante dicha circunstancia, presentan más signos de ansiedad y depresión que aquellas que sí han tenido la oportunidad de manifestar sus sentimientos. Poder conversar sobre ello, tiene efectos positivos de adaptación emocional. Por lo que es fundamental ofrecer a poyo psicológico a aquellas personas que han pasado por este tipo de acontecimientos.
De la misma manera, quienes se enfrentan a un embarazo, tras haber sufrido abortos de repetición, presentan sentimientos ambiguos ante esta nueva gestación. La mayor de las preocupaciones es que el nuevo embarazo, no llegue tampoco a término.
Quienes han tenido historias previas de aborto, suelen desencadenar un tipo de comportamientos respecto al nuevo embarazo.
Mantienen cierta distancia emocional ante el nuevo embarazo. Intentan no ilusionarse con el futuro bebé por temor a lo que pueda pasar. Tampoco lo comunican a su entorno hasta que el embarazo es evidente.
Se centran en sentir las molestias propias del embarazo, ya que les aporta seguridad, puesto que les confirma que el embarazo sigue su curso.
Realizan un seguimiento exhaustivo, mediante controles ginecológicos y ecografías, que les confirmen que todo evoluciona favorablemente.
Demandan apoyo profesional, lo que les permite desahogarse y manifestar sus miedos.
Podemos concluir diciendo que, contar con apoyo psicológico antes o durante el embarazo tras haber sufrido pérdidas gestacionales recurrentes, contribuye a disminuir la ansiedad y tener un mayor ajuste emocional.
Deja una respuesta