Durante los dos años de tratamiento has ido trazando con peldaños de esperanza el ascenso al cielo en que nos encontramos.
Hubo una frase en la primera o segunda consulta a la que nos aferramos con fuerza en los peores momentos, las desesperanzadoras betas negativas; que fue: “se me cansan en los tratamientos, pero esto se consigue a base de insistir”.
Por suerte fueron tan solo tres intentos que se dice pronto, pero necesitamos repetirlo con cada uno para los adentros: ¡venga! ¡otra vez!
No solo has sido un gran profesional con nosotros, tu gran dosis de humanidad ha hecho que nos transmitieras tranquilidad y cariño en todo momento; recuerdo concretamente durante la primera punción, estaba en quirófano ya preparada y asustada y tu entraste con una gran sonrisa amiga y me acariciaste el brazo diciendo:
”Ya ha pasado lo peor”. Ese gesto hizo sentirme más tranquila, como si mi padre estuviera cuidándome.
Tu disponibilidad telefónica para solventar cualquier incertidumbre nos ha hecho sentirnos arropados en todo momento.
Y esa gran dosis de positividad en los transfer: “a ver si éste agarra”, nos ha llevado a
conseguir nuestro gran ansiado sueño:
SER PADRES
GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS INFINITAS VECES.
XX y XX
Deja una respuesta