Según los datos publicados por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), prácticamente uno de cada 10 niños o niñas que nacen en España lo hacen gracias a la reproducción asistida.
Este dato resume a la perfección la creciente demanda que existe hoy en día de los tratamientos de infertilidad. Bien sea por factores como la edad y el retraso en el momento en el que muchas mujeres o parejas buscan el embarazo, incluso la aparición de nuevos modelos de familia, como las mujeres que buscan formar una familia sin tener pareja o las que están formadas por dos mujeres, lo cierto es que hoy en día cada vez más pacientes recurren a la Medicina Reproductiva para lograr el embarazo.
Sin duda, podemos decir que la investigación y los avances que se han producido, sobre todo durante los 10 últimos años en esta disciplina, nos acercan cada vez más a que la mayoría de pacientes puedan lograr el embarazo y, es más, tener a su bebé sano en casa.
Técnicas como la selección de embriones o los análisis genéticos permiten que transfiramos los embriones que mayores posibilidades tienen de implantar y lograr el embarazo, reduciendo, además, riesgos asociados.
¿Por qué hablamos entonces de la personalización los tratamientos?
Como sabéis, existen diversos tratamientos a los que una paciente puede someterse para lograr el embarazo. Inseminación Artificial, Fecundación in Vitro, Ovodonación…. Al igual que no todos los tratamientos son iguales y cada uno está indicado para una tipología de paciente, los mismo sucede a la inversa.
Cada paciente es uno caso diferente, con un historial médico distinto y unos factores que hacen que cada caso deba ser evaluado y analizado de forma totalmente personalizada.
Realizar un buen diagnóstico es, por lo tanto, una de las claves del éxito para lograr el embarazo.
Al margen de la entrevista personal con los pacientes y su historial médico para conocer si se ha sometido, por ejemplo, a alguna cirugía previa, incluso su historial si hubiesen recurrido a otras clínicas con anterioridad, se realizan análisis de sangre, entre otras cosas para conocer la reserva ovárica de la paciente, ecografías, así como un análisis de la calidad del semen de la pareja, en caso de tenerla.
Reproducción Bilbao, selección genética generalizada y transferencia de un único embrión
Al margen de la personalización de los tratamientos, y como hemos comentado al inicio del artículo, lo cierto es que la Medicina Reproductiva es uno de los campos de la ciencia que más ha evolucionado en los años más recientes.
Por ejemplo, los avances que se han producido en el estudio genético de los embriones nos permite seleccionar en nuestros laboratorios solamente aquellos embriones libres de anomalías cromosómicas y con mayores posibilidades de lograr el embarazo. De esta forma, además, se reduce de sobremanera el porcentaje de abortos y de transferencias embrionarias fallidas.
A pesar de que, por lo general, esta técnica se recomienda en pacientes de edad avanzada o varios fracasos o abortos previos, es importante destacar que en Reproducción Bilbao realizamos el estudio genético de los embriones de forma sistemática en todos los tratamientos que realizamos en la clínica, los que nos permite, además, seleccionar el embrión mejor capacitado para optimizar la transferencia de un único embrión (Single Embryo Transfer).
¿Cuándo se debe visitar a un especialista en infertilidad?
Cuando una pareja no logra el embarazo tras 12 meses de relaciones sexuales no protegidas es conveniente realizar una evaluación de la pareja para comprobar si la causa del no embarazo es femenina, masculina o, como ocurre en ocasiones, mixta. En los casos en los que los miembros de la pareja superen los 35 años o existan patologías previas que puedan dificultar la consecución de un embarazo como un historial de infección genitales internas, cirugías abdominales en la mujer o cirugías testiculares en el varón, es aconsejable que este plazo de tiempo se reduzca a 6 meses.
Este periodo de tiempo se estima el plazo razonable para considerar que puede existir algún problema y, por tanto, para iniciar un estudio puede ser más corto si la pareja ya ha tenido su primer hijo.
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